Te corto el consumo por jetón
jueves, diciembre 18, 2003
  Baratitas las cucarachassssss
Panadería de la esquina. No tengo idea de cómo se llama. Juramento y O'Higgins. Te vas a dar cuenta porque tienen infinidad de ensaladas y tartas, y cuelgan un dispositivo antiestornudos de plástico onda ropa colgada de la soga que le brinda una estética muy peculiar. Digamos que el lugar tiene un estilo propio.

Tarjeta amarilla: Medialuna con mediacucaracha.
Tarjeta amarilla: Pelo laaargo, negro, lacio, duro.
Tercera oportunidad. Somos buena gente. Y la comida es barata y rica.
Por unos días no encotré nada raro. Ningún bicho más exótico que los que te toman el pedido.
Día de tarta supergigante (¡pesa 400gr la porción, una masa!) y milanga bípeda y plume napolitana, que aunque al papá de Lejman no le guste, a mí sí.
En fin. Placita de barrancas, ajedrecito, todo hermoso.
OPNI en el chegusán: corto, tieso, negro, lacio.
¡OPNI en la tarta, loco! ¡Dejate de joder! Las pibas de la oficina ya no compraban desde hacía rato. Laaargo, más fino, más lacio. Lo saco con sumo cuidado de la tarta, estilo enchufe desde la nuca de Neo. No compro más.

Las empanadas dulces la rompen. Las recomiendo a los valientes que quieran seguir comprando allí. Te hacen merda el estómago. No sé qué les ponen, pero aún así las seguí comprando como cuatro veces tras descubrir que me hacían pelota. Así de buenas son.
 
  Aguantá que me crezca el bonsai
El Árbol.

Barsucho y comida para llevar. Tienen delirely.

O'Higgins a metros de Juramento, en el codo de una galería. Haciendo honor a su nombre, si les pedís algo a domicilio te dejan colgando de la palmera. O te traen cualquier cosa. Te querías clavar una milanga supercompleta y te caen con sopa de brócoli. Es una lástima, porque la comida es realmente muy buena, sin cucarachas ni pelos como abundan en la panadería de enfrente (pero eso vendrá endijpués).

Y para colmo, la minita que te traía el pedido que estaba masomenos se fue. La menor de las dos. La otra estaba menosmenos. Ahora la que te jedi atiende en un localcito monono que está a la vuelta.

Eso de monono no es mío, aclaro avergonzado. Es de el Topo Jerry. No el ratón. El topo. Pero se le perdona por lo acertado del adjetivo.
 
Hay comerciantes que realmente no tienen ganas de vendernos, y por eso nos atienden con cara de upite, mal, dan servicios del ocote, o hacen del trámite consumista un averno. He aquí mis opnioines de Pitufo gruñón.

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